martes, 10 de febrero de 2009

El llanto
















Por primera vez la vi llorar, y su voz quebrar. Por primera vez la vi tan mal, y a la alegría escapar. Su llanto me conmovió, mi corazón destruyó y hasta mi alma llegó. Primero fueron unas pequeñas gotas, luego unas cuantas lágrimas, después desazón, y más tarde, pérdida de razón. No sabría que decir, no sabría que escribir; no habría palabras para el dolor más fuerte y sutil. Ya cruzaba lo viril, lo difícil o lo vil, iba más allá de todo, y creo que no había más modos. No se podía contener, y yo no lo podía hacer, ya no la podía ver, con cada lágrima rozando su piel.
Fue lo más duro y hermoso, fue lo más loco y asombroso. Al fin y al cabo, no fue más que un simple llanto embarazoso.

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